viernes, 14 de agosto de 2009




Con la finalidad de honrar al Padre Kino, fundador del pueblo de Caborca y de la Ruta de las Misiones, mismo que nació un 10 de agosto de 1645 en el pueblito de Segno, provincia de Trento, Italia, el pasado domingo se celebró una caminata desde Pitiquito a Caborca, como se ha hecho durante los últimos tres años.
José Jesús Valenzuela Luna, cronista de la ciudad y coorganizador de esta travesía de varios kilómetros, que inicia en el templo de San Diego del Pitiquí, en Pitiquito y culmina en la misión de Nuestra Señora de la Purísima Concepción, en Caborca, narró que el Padre Jesuita, Eusebio Francisco Kino, es el fundador del pueblo de Caborca, como lo es de la mayoría de los pueblos de Misión de la Pimería Alta y llegó a este pueblo un 18 de Diciembre de 1692.
“Entonces bautizó a la iglesia con el nombre cristiano de ‘La Concepción de Nuestra Señora del Caborca’, aunque él no venía caminando, casi siempre viajaba a caballo; sus sirvientes que en su mayoría eran indígenas locales, sí venían a pie”, apuntó.
Valenzuela Luna, expuso que esta caminata anual se realiza de Pitiquito a Caborca porque es la ruta que el misionero siguió por la vera del río Asunción para llegar hasta aquí.
“Los pueblos indígenas ya existían y tenían sus senderos y veredas para ir de uno a otro pueblito. Ese camino que seguimos el domingo, es seguro que el Padre Kino lo recorrió también para llegar hasta el Cerro Prieto de Caborca donde fundó la Misión”, asentó.
Agradeció que durante la caminata del pasado domingo se hayan unido alrededor de 50 personas para conmemorar el natalicio del Padre Kino, que además sirve de esparcimiento porque durante la ruta se aprecian lugares muy bellos e inclusive antiquísimas chozas de los primeros habitantes de esta región, a la orilla del río.
Destacó que muchos jóvenes se siguen sumando “y que aunque no lo hacen tanto por Kino, lo hacen por diversión y ejercitarse además de comer pitahayas ya que hay muchos de esos frutos por todo el camino.
“El recorrido es de aproximadamente 10 kilómetros, en los cuales el terreno tiene todas las características del desierto ya que hay terrenos playoso, de ese que se vuelve talco cuando es muy transitado.
“Luego encontramos cerros con mucha piedra suelta y cierto nivel de dificultad por su inclinación; luego entramos a los médanos del río y todos sabemos lo cansado que es caminar por la arena medanosa; por otra parte, el tiempo es muy estricto, solo tenemos dos horas para cubrir la distancia, porque se nos hace noche y los riesgos aumentan”, concluyó Valenzuela Luna al asegurar que la convivencia es única y el entorno natural desértico se presta para buenas fotografías, toda vez que la hora entre las cinco y siete de la tarde, ofrece la perspectiva de tener día y casi noche.





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