sábado, 1 de octubre de 2011

"Si tuviéramos armas, no estaríamos como estamos"

"Si tuviéramos armas, no estaríamos como estamos"Plantón en San Cristóbal de las Casas, 2009.

Colaboración de Diego Osorno
Venustiano Carranza, Chiapas.- A ninguno de los campesinos de Laguna Verde o de la comunidad 28 de Junio les pareció sospechoso que una cuadrilla de trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) visitara a diario sus pobres pueblos para ofrecer reparaciones de transformadores y cableado. Como los dirigentes de la Organización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ) —de la cual son miembros— acababan de firmar un “pacto de gobernabilidad” con el gobernador Juan Sabines, creían que la inusual eficiencia de la empresa pública se debía a eso.
Diez días duró el espejismo.
El líder de estas comunidades, José Manuel Hernández, un veterano agrarista apodado El Che Ma por su admiración por el Che Guevara, se apareció un día en el sitio donde trabajaban los empleados de la CFE. Platicaron un rato hasta que de repente dos de ellos sacaron pistolas cortas y lo obligaron a subir al vehículo de la compañía, junto con Maximiliano Pérez, el comisariado que también estaba ahí.
La camioneta arrancó y salió de los poblados. A un kilómetro paró en seco delante de otras dos camionetas tipo Suburban que permanecían estacionadas bajo la sombra de un árbol. De una de ellas bajaron tres hombres vestidos con ropa negra y pasamontañas quienes maniataron y vendaron de los ojos a Che Ma, mientras que al comisariado le dijeron que se largara. Tumbado en el asiento trasero, el agrarista recuerda haber escuchado una comunicación vía radio en la cual los conductores eran advertidos de que había un vehículo de la OCEZ siguiéndolos. “¡Quítalo! ¡Sácalo del camino! ¡Mándalos a la chingada!”, decían. Y, a pocos minutos: “Ya se fueron a la chingada”.
Un grupo de miembros de la organización se había dado cuenta ya de la detención de Che Ma —que en ese momento no sabían si era secuestro— y montados en una vieja pick-up, habían salido a toda velocidad para tratar de alcanzar a los de la CFE. Una de las camionetas Suburban les bloqueó el paso. El conductor de la pick-up trató de esquivarla y salió volando del camino. Dos campesinos murieron y uno sigue grave en un hospital de la zona.
“Su revolución"
Mientras Che Ma era trasladado a Tuxtla Gutiérrez, sus captores le daban órdenes y amenazas. “No te muevas, te llegó tu hora, pinche guerrillero, te va a llevar la chingada”. Al llegar a la Procuraduría de Justicia del estado, comenzó a tomar forma el motivo del peculiar operativo. Una de las primeras preguntas que le hicieron los agentes a Che Ma fue: “¿En qué día de 2010 quieren hacer su revolución?”.
El abogado Marcos López llegó al poco tiempo y presionó para que lo dejaran presenciar el interrogatorio como marca la ley. A Che Ma le cuestionaron su relación con Yolanda Castro, líder del Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS), que la Procuraduría General de la República (PGR) en la era de Eduardo Medina Mora, señaló mediante filtraciones como fachada del Ejército Popular Revolucionario (EPR); le preguntaron también de su relación con Diego Cadena, director del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (FRAYBA), auspiciado por el Obispo Samuel Ruiz, quien también ha sido acusado de ser colaborador del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). “¿Van a realizar acciones en los festejos del Bicentenario?, ¿ya se pusieron de acuerdo el EPR y el EZLN?”, cuestionaban a Che Ma, quien a la semana de su detención fue trasladado al Penal Federal de Máxima Seguridad de Nayarit por considerarlo “un reo de alta peligrosidad”.
Mujeres y palos
A la entrada de Laguna Verde, un grupo de mujeres y niños con palos esperan al Ejército bajo una improvisada chompa que los resguarda del sol despiadado de estos días. Un atardecer malva en tierras donde se siembra maíz y frijol para sobrevivir. Después de cerciorarse de nuestras identidades las mujeres deciden permitirnos la entrada para recorrer el pueblo, el cual tras de la detención de Che Ma fue sitiado por militares y revisado casa por casa por agentes de la policía.
Margarita es nuestra principal guía. Es una señora de unos 40 años que tiene varios nietos y a su esposo protestando en San Cristóbal de las Casas. Laguna Verde y 28 de Junio son comunidades que hace no mucho eran parte de los latifundios chiapanecos del famoso cacique de la región, Carmen Orantes, un personaje más literario que real, el cual según la leyenda tuvo más de 100 hijos, ya que cobraba las deudas de sus peones con la virginidad de las hijas de éstos.
—¿Cómo llegaron los empleados de la CFE?
—Llegaron con don Che Ma muy amistosos, porque yo cuando estuve ahí los miré que llegaron muy cariñosos. “¿Quién es don Chemita decían?”, porque yo también lo escuché, decían: “Don Chemita me puede usted regalar una fotografía”. Y le fue a meter brazo al viejito. “Sí, yo soy”, dijo el viejito. Pero no nos pusimos a pensar que fuera de mala fe y como el viejito no tenía miedo…, no debía, nunca se escondía.
“Que venga a mirar el gobierno”
Seguimos caminando entre casas modestas. Algunas de ellas, las “más afortunadas” tienen el piso pavimentado gracias a la ayuda del programa del gobierno de Felipe Calderón, mediante el cual busca bajar los indicadores de pobreza.
“El gobierno —me dice Margarita, cada vez con menos desconfianza de que en lugar de reporteros seamos en realidad policías— está muy equivocado en lo que está haciendo, sólo manda agarrar a los que no les conviene, les mete muchas ideas, pero que venga a mirar a las comunidades cómo estamos. Debería venir a ver cómo estamos. Viene a agarrar justamente a los compañeros que estamos luchando por un cachito de tierra, es de nosotros, para nuestros hijos”.
La razón —no reconocida oficialmente, pero sí de manera extraoficial— de la detención de Che Ma es su presunta relación con el EPR y con la planeación de una serie de ataques el próximo año. Pero la base legal de su aprehensión está en el expediente 253/2005 donde aparecen él y otras 14 personas acusadas de despojo agravado, daños y asociación delictuosa por invasión de tierras en la región de Venustiano Carranza.
Curso de Derechos Humanos
El 13 de noviembre de 2008 fue allanada la casa de Yolanda Castro, activista que encabezó la campaña en Chiapas por la presentación con vida de los guerrilleros eperristas Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz. A la par, el gobierno ha filtrado a la prensa informes de que supuestamente grupos como el FRAYBA, el FNLS y la OCEZ, así como algunos sacerdotes chiapanecos, en especial Jesús Landín, preparaban una insurrección armada para el 2010.
Las más recientes detenciones ocurridas en este marco son las de José Manuel de la Torre y Rogelio de la Cruz. El viernes 23 de octubre se realizó una actividad de la cuarta visitaduría de la CNDH, en la cual se estaba capacitando a los policías a que aprendieran a respetar los derechos humanos. José Manuel y Rogelio llegaron al mediodía para dejarle una carta al cuarto visitador, en la cual pedían que investigara la detención de Che Ma y la muerte de los dos campesinos de la camioneta. A la madrugada del día siguiente José Manuel y Rogelio fueron detenidos en sus casas mientras dormían. Los policías sentaron a José Manuel en dos llantas, lo golpearon, lo asfixiaron y le dieron de tehuacanazos. Tras siete horas, con los ojos vendados, lo obligaron a firmar una confesión. Amnistía Internacional acreditó esta sesión de tortura y emitió una alerta unos días después.
“Si tuviéramos armas, no estaríamos como estamos"
Al día siguiente de la detención, el Ejército rodeó las comunidades de 28 de Junio y Laguna Verde, mientras que la policía entró a buscar las supuestas armas del EPR, así como un campo de entrenamiento. No encontró nada.
—¿Nadie usa armas aquí?— le pregunto a una de las mujeres que está a la entrada de 28 de junio.
—Nada, la única arma que tenemos ahí es nuestro machete, cuchillo, lo que utilizan los compañeros aquí. Si no tenemos para comer imagínese usted para comprar un arma. Nos acusaban de que había un campamento de entrenamiento y subieron a buscarlo. Es el coraje que tienen con el compañero Che Ma porque nunca se vendió. De él decían que tiene rancho no sé dónde, que tiene su cañal no sé dónde; pero si él tuviera eso y si tuvíeramos armas no estaríamos como estamos. Él lo único que criaba eran sus animalitos. Lo que nos duele a nosotros es que él era como nuestro padre, nunca nos dejaba morir, si alguien necesitaba algo ahí estaba con nosotros. Es el coraje que tenemos ahorita.

 Diego Enrique Osorno Nació en Monterrey, México en 1980. Autor de los libros Oaxaca sitiada. La primera insurreción del siglo XXI (Grijalbo, 2007), El cártel de Sinaloa. Una historia del uso político del narco (Grijalbo, 2009), Nosotros somos los culpables. La tragedia de la guardería ABC (Grijalbo, 2010) y País de muertos. Crónicas contra la impunidad (Compilador, Debate, 2011). Reportero del staff de la revista Gatopardo. Sus crónicas han aparecido en Letras Libres, Proceso, La Rocka, Nexos, Narconews, M Semanal, El Perro, Replicante, Travesías, Chilango, Gente de la actualidad, Milenio y Rebelión. Ha cubierto situaciones de conflicto a lo largo de México y en algunos países de América Latina y Medio Oriente.
Fue profesor en la Escuela de Periodismo Carlos Septién, es participante del Foro Internacional de Biarritz y ganador del Premio Latinoamericano de Periodismo sobre Drogas.
Vive a caballo entre la sierra de Santiago, Nuevo León, y el asfalto de Nueva York.
Datos de contacto: diego.osorno.gonzalez@gmail.com y twitter.com/diegoeosorno http://twitter.com/diegoeosorno

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Se admiten, madrazos, chingadazos si son justos y merecedores. Quien este libre de pecado que tire el primero