domingo, 8 de abril de 2012

Carta a mi¨jo

Carta a Iván
Como escribir una carta de amor sin mencionarlo? Creo que es imposible, sin embargo, trataré de hacerlo pues entonces no hay posibilidad  de premio, aunque no importa ese, sino el que tu me des, el premio mayor.
Hijo cuando tu recibas esta carta tendrás ya 3 meses encerrado,  12 o 13 largas semanas, 90 larguísimos días, 2, 160 interminables horas, 129 mil 600, eternos minutos, 7 millones 776 mil, rapidísimos segundos en el reloj, pero estoy seguro no para ti, para ti quizás, esa suma ni siquiera la imagines, pero para mi, para tu madre, tus hermanos Liliana y Pavel, ese tiempo será infinito, no nada mas porqué no podamos verte, como quisiéramos, puesto que tu  emprendiste un camino  y desgraciadamente lo tomaste equivocado hacia un lugar donde  no quisiéramos tu tomarás, pero somos humanos y a lo largo de nuestra vida tomaremos sendas equivocadas, nos tropezaremos, pero hay que buscar un rumbo propio, pero eso nunca o al menos casi nunca se puede acertar por si solo y se necesita ayuda, eso es lo que pretendemos darte, nos duele demasiado el saber que tu, aun y cuando sea voluntariamente estés internado en ese centro donde se tratará de alejarte, de ayudarte a dejar la adicción a un vicio que mata a la gente en vida, pues desgracia no solo el cuerpo sino también el alma, el maldito foco, al Ice o cristal, como también se conoce, en nuestro país.
País que se cae a pedazos, todo por la corrupción y desdén de nuestras autoridades para combatir las causas que orillan a jóvenes que como tu, que apenas inician su camino en la vida recién cumplida pues su mayoría de edad,  para engrosar la fuerza laboral de la nación, mano de obra no calificada y por lo mismo materia solo de explotación en maquiladoras, campos agrícolas o tiendas departamentales, cuando bien les va, pues existen otras tentaciones, aparte de la droga barata, marihuana, coca o cristal entre las mas comunes, o los solventes si la cuesta es para abajo y sin regreso, una de ellas es el alquilarse como burros, para trasladar esa droga que los mata hacia el mercado mas grande del mundo, el gabacho, con el señuelo de ganar mucho dinero, pero se omite pensar en algo peor,  las muertes por deshidratación, congelamiento o bien asesinados por grupos contrarios o bandas dedicadas a conseguir esa droga sin invertir mas, que el arrojo y  la vida si es necesario, en el intento y cuando mejor les va detenidos por autoridades en un país extraño, pero con ganancia para las madres, padres y hermanos que tuvieron esa suerte, otros no los verán jamás, ni siquiera velarán sus restos al quedar perdidos en las arenas del desierto o montañas y montes, entonces respirarán aliviados, pero pensando en que al ser libres pueden volver intentarlo y no correr la misma suerte, eso hijo lo pensamos muchas veces cuando tu, hosco y malhumorado decías, yo no necesito ayuda para hacer mi camino y desalentada tu madre lloraba en silencio algunas noches en que tu faltabas a casa, al andar en compañía de tus amigos, bebiendo y drogándote, pensando y deseando volver atrás el tiempo.
Para verte otra vez niño, sonriente como en aquella foto, donde payaso, nos mostrabas el dedo medio o corazón y tu cara era llenita y esos grandes ojos oscuros, casi negros, tuyos, miraban todo como asombrados, o el caminar y caminar cuando estabas por nacer ya que decía el doctor venias atravesado y la dilatación no era suficiente todavía para que tu asomaras por primera vez al  mundo, tres días interminables en un hospital público, sin dinero pero alegres esperándote, o aquella vez cuando con 5 pesos que me pediste, te llenaron tus manitas de dulces de menta y alegre en tu inocencia infantil te me perdiste, en un descuido, me dejaste en la tienda, para ir a casa y darle a tu mami, tu hermana y tu hermano, sin pensar el peligro de cruzar las calles tu solo, a escasos 3 o 4 años de edad, recuerdo llegué a casa asustado y sin la despensa, para ver si estabas ahí al no encontrarte en la tienda y  tus primeras palabras, sabiendo que yo iba asustado y enojado, fueron, papi, pego pinchi viejo pechi y me dijo, nunca ande cluchando calle solo,  yo soy su amigo y por eso le pego, desde entonces cada vez que lo mirabas el se reía y tu también, diciendo amigo pechi, eso porque el trabajaba en la distribuidora de la empresa Pepsi que estaba justo al lado de la vecindad donde vivíamos, y nunca desde entonces dejabas de saludarlo y el también, dándote de vez en cuando una lata de sodas.
O cuando ya tuviste una bicicleta que tu mismo compraste con tu trabajo de vender periódicos en un crucero, saliendo de casa a las 5 o 6 de la mañana para estar temprano y vender los mas que se podía para ganar un peso que nosotros a veces no podíamos darte y nosotros siempre pensando en lo que pudiera pasarte pero orgullosos de ti siempre, pues desde niño fuiste siempre servicial, bueno y sonriente, hasta que cambio tu carácter ya en la adolescencia, andabas siempre enojado, te molestaban nuestros cariños, nuestros abrazos y en ocasiones hasta nuestra compañía, es normal decíamos, a esa edad, pero la realidad era peor y nos negábamos a aceptarlo.
Hoy eso ya no importa solo te digo, te queremos y aún si tu vida tomara caminos peores, eres nuestro hijo, nuestra sangre y no hay cosa mas grande en el mundo que el tenerte a ti, a tus hermanos y estoy seguro que ahora, sabiendo tu y nosotros, tu madre y yo, nuestros errores, nuestras fallas, lucharemos por que ellas no se interpongan ni sean motivo para ti de frustración, de rabia y rebeldía, por el contrario si vemos esos indicios quisiéramos que fueran dirigidos a un propósito diferente no autodestructivo, que sea un acicate para que tu veas que el camino lleno de obstáculos es un reto a vencer, no a torcer hacia otros senderos, sino en busca del bueno, la alegría, la felicidad, no el llanto y el dolor.
Escribo esta carta, mientras tu madre duerme, a una semana exacta de haberte dejado encerrado, en un pequeño cuarto, cuatro paredes( como te conocemos cuatlo) y una reja con candado, nos dijeron durarías cuatro días, en desintoxicación y que no podríamos verte en 15 largos días, pues esas son las reglas, no importa pero si importa, el tiempo, pues si para nosotros es mucho, mas lo es para ti en compañía de otros seres en tu misma situación, desconocemos si ellos  son queridos o no, pero te aseguro que para nosotros nada hay mas valioso e importante, que tu te recuperes y nunca vuelvas a pasar por esta situación.
Contamos los días para volver a verte y poder expresar nuestro cariño y fe en tu entereza, valentía cuando llorando tu y nosotros también junto a tu querida tía Cuca. Nos dijiste, ayúdenme, quiero que me ayuden, y esa fue la solución, cobarde o valiente no lo se, pero si que nuca estuvo en mi encerrarte, tras unas rejas de manera forzada, la aceptación es un 50 ´por ciento de ganancia y estoy seguro que al recibir esta carta, es porque estarás curado y la llevaras siempre junto a ti, al menos es mi deseo, pero no obligación, para recordarte cuanto sufrimos todos, sobre todo tu.
Que no te de vergüenza, mostrar tus sentimientos eso es lo que nos envenena y es algo de lo que nos pasa a todos, el llorar es bueno y yo lo hice desesperado cuando previo a esto, te buscamos y no teníamos razón de ti, pensando siempre en que te podía haber pasado o en que situación estabas y aún mas cuando ese desgraciado habló diciendo te tenían, bueno afortunadamente no fue así y hoy te entrego esta carta.

Te quiero
Tu papá

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se admiten, madrazos, chingadazos si son justos y merecedores. Quien este libre de pecado que tire el primero