sábado, 10 de marzo de 2012

El hombre que miró muy lejos


by Javier Quintero
Felipe Besné ha dicho algo muy cierto: “Dar el paso para cualquier actividad que uno trae en mente como sueño, como deseo ferviente, como ser humano, cuesta trabajo, pero es fundamental”.
Él dio el primer paso porque se atrevió a mirar muy lejos, tan lejos como 25 mil kilómetros y tanto como el punto final del mundo, en el extremo sur de América.
Su única compañía era una bicicleta a la que le había perfeccionado los aditamentos para darle una mayor resistencia. Evidentemente quería que le aguantara todo el recorrido. También llevaba unas alforjas con ropa, instrumentos de cocina, una ligera casa de campaña, un botiquín y un colchón inflable en el que apenas cabía su cuerpo. Parecía que estaba hecho a su medida. Y así comenzó su motivadora historia de éxito.
Ya lo tenía todo planeado: saldría de su casa, en Lagos de Moreno, Jalisco, y viajaría en avión hasta la Patagonia argentina, el punto final del continente. Ahí iniciaría su recorrido, hacia el norte, pedaleando su bicicleta, formando una línea en zigzag entre todos los países para estar en cada uno de ellos y finalmente volver a casa, a reencontrarse con su familia.
El plan era perfecto. Solo hacía falta prepararse físicamente, pues sus seis décadas a cuestas le exigían ese esfuerzo extra. Anduvo en bicicleta en Hermosillo, en el Cerro de la Campana; en Cancún con sus playas de color turquesa y en la Ciudad de México, con su grandeza y sus ruinas. Una vez que se sintió preparado, se despidió de sus dos hijos y de su esposa y emprendió el viaje. Era enero de 2008.
El viaje en avión duró más de 30 horas. De México a Estados Unidos y de ahí a Argentina. Su aventura apenas comenzaba.
“Todos tenemos un poco de aventurero, quizás unos más que otros; pero siempre digo que dar el paso para cualquier cosa es fundamental. Llega el Año Nuevo y hacemos una promesa, pero comienza el año, pasan tres meses, y lo dejamos; así pasa un año, dos años, muchos años, pasa la vida y nos lamentamos de lo que pudimos haber hecho y no hicimos”, dijo Felipe Besné en esta entrevista realizada en Hermosillo, donde vive parte de su familia.
En Sudamérica los países son muy grandes, como Argentina, donde Felipe tuvo que pedalear durante meses para poder avanzar en su aventura, o como Brasil, con su idioma portugués y sus fabulosos paisajes de selvas con verdes profundos.
Su recorrido fue complicado, pero satisfactorio. Lo picaban los insectos, las llantas de la bicicleta se ponchaban, se desgastaban las piezas, había caminos agrestes y a veces debía rodear algunas comunidades y pedalear kilómetros extra para evitar los conflictos políticos y sociales, como lo hizo en Venezuela, con el estricto régimen de Hugo Chávez, o en El Salvador y Guatemala, con la amenaza latente de los Mara Salvatrucha.
Felipe conoció a mucha gente amable en esos 581 días y constató que América es una gran hermandad. Algunos le abrieron las puertas de sus casas, otros le dieron ayuda médica cuando la necesitó y unos más le brindaron alimento y una sonrisa agradable.
Su regreso a México fue excepcional. Al cruzar la frontera por Belice, Felipe arrojó su bicicleta y bromeó con el primer taquero que vio. Le dijo que se comería todos los tacos de carnitas que tenía esa vez, aunque al final solo pudo comer dos. El taquero, en reconocimiento a su hazaña no quiso cobrarle ni un peso.
Había vuelto para cumplir su promesa de reencontrarse con su familia. Lo hizo en el Zócalo de la Ciudad de México en un día lluvioso. Luego de abrazar a su esposa, hijos y nietos, y de llorar con ellos, Felipe comprendió que también había cumplido su promesa de ir más allá de sus propios límites y atreverse a vivir una aventura. Ahora es un ejemplo para muchos ciclistas y jóvenes y lo llaman para dar conferencias motivacionales. Un grupo extranjero investiga si él es el primer hombre mayor de 60 años que realiza en bicicleta un viaje por Sudamérica. Luego le darán el resultado.

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Se admiten, madrazos, chingadazos si son justos y merecedores. Quien este libre de pecado que tire el primero